martes, 11 de noviembre de 2025

Vientos contrarios

LBLA Hechos 27:4:

4 De allí partimos y navegamos al abrigo de la isla de Chipre, porque los vientos eran contrarios.

En este pasaje de la palabra de Dios, vemos que el apóstol Pablo se dirige a Roma, en donde será juzgado por el Cesar, él va siendo custodiado junto a otros prisioneros, pero dice la palabra que cuando ellos estaban mar adentro los vientos les eran contrarios.

En esta ocasión me voy a centrar específicamente en esa palabra, y es por ello que esta predica lleva ese nombre: Vientos contrarios.

Al igual que las embarcasiones en el alta mar, en muchas ocasiones son embestidas por vientos contrarios, así nuestras vidas se asemejan a dichas situaciones.

Cuando tenemos los vientos a nuestro favor, todo nos sale bien; Tenemos un trabajo estable, salud en la familia, armonía en el matrimonio, armonía con los vecinos etc, etc. 

No obstante, cuando menos esperamos, los vientos se tornan contrarios, se nos levantan fuertes tormentas en los océanos de la vida, las olas golpean con gran ímpetu en nuestra barca, y nos perjudican en gran manera.

Cuando menos esperas te corren del trabajo, se enferma tu hijo, tu hermano, o uno de tus padres  comienza el golpe a tu economía,  un vecino se levantó en tu contra, y te das cuenta que el naufragio se vuelve incierto. A otros sin previo aviso les llegó un golpe letal en el matrimonio, etc. Esos momentos donde sientes que todo va cuesta abajo, donde obligatoriamente tienes que ajustar las velas,

Y navegar a sotavento, es decir tienes que mantenerte al abrigo, en otras palabras al  lado, protegido en  esa isla en la que te encuentras. Eso fue precisamente lo que hizo la embarcación donde se encontraba el apóstol, buscaron el abrigo en la isla de Chipre. Nosotros buscamos el abrigo en nuestro padre celestial, 

Es importante señalar que Pablo dice; Viajamos despacio durante varios días, y nos costó trabajo llegar frente al puerto Cnido, por que el viento seguía soplando en contra nuestra.

Cuantas veces los vientos contrarios tardan mas de lo que nos podemos imaginar, pasan semanas, meces, y en ocasiones hasta años, y los vientos continúan en nuestra contra, pero de algo tenemos que estar seguros, que nada dura para siempre. La noche se tornan oscura, pero no pasa la eternidad en tinieblas, siempre llega un nuevo amanecer, el sol vuelve a salir, y para muchos significa un sol de libertad.

El escritor de los Hechos dice: Como el viento seguía soplando en contra nuestra, tuvimos que pasarnos frente a la isla de Salmona, y con mucha dificultad, pero al fin llegamos a un lugar llamado Buenos Puertos. Que gran lección de vida nos relata el apóstol, nosotros no debemos perder de vista este relato bíblico, ya que lo mismo sucede con la barca de nuestra vida, por fuertes que sean los vientos, y por muy en contra que vallan, con la ayuda de Dios siempre llegaremos a un puerto seguro.

TLA Hechos de los Apóstoles 27:7:

7 Viajamos despacio durante varios días, y nos costó trabajo llegar frente al puerto de Cnido. El viento seguía soplando en contra nuestra, por lo que pasamos frente a la isla de Salmona y, con mucha dificultad, navegamos por la costa sur de la isla de Creta. Por fin llegamos a un lugar llamado Buenos Puertos, que está cerca de la ciudad de Lasea, en la misma isla de Creta.

En los evangelios también podemos leer otros textos que nos hablan sobre los vientos contrarios.

LBLA Mateo 14:24:

24 Pero la barca estaba ya a muchos estadios de tierra, y era azotada por las olas, porque el viento era contrario.

LBLA Marcos 6:48:

48 Y al verlos remar fatigados, porque el viento les era contrario, como a la cuarta vigilia de la noche, fue hacia ellos andando sobre el mar, y quería pasarles de largo.

En este último texto podemos darnos cuenta que los discípulos estaban fatigados de tanto remar.

Esto en nuestras vidas  representa agotamiento, cansancio, pero en este día yo te animo, sigue remando, sigue remando, recuerda que en este pasaje podemos ver que Jesús apareció frente a ellos caminando sobre las aguas y les dijo; No teman y subió a la barca y el viento se calmó.

Necesitamos clamar, necesitamos ver  con nuestros ojos espirituales a Jesús caminando en las  aguas turbulentas de este mundo en que vivimos y que Él suba a nuestra barca, y así podamos estar seguros en su presencia. Amén 

Autor: PaúlTorres.